Ha sido un fin de semana estupendo. Me encanta este torneo porque jugamos en equipo y eso hace que me implique más.

¡Los madrileños encantadores!

El cuadro es una copia de la que creo la mejor foto del torneo. Felicidades al fotógrafo.

En Lerma disfrute mi primera Astur Forocup, aunque fuera la segunda. Y empecé a entender que las constantes anécdotas de mis compañeros no son “historias de la putamili”, sino el reflejo de una experiencia única. El sábado, Aladino, por una vez (siempre me toca a mi), ejerció de psicólogo y me enderezó el put, apaciguó mi ingobernable Driver (incluso llevándole la contraria al capitán que me había recomendado dejarlo en el coche) y adelantó el guión: “Hoy vas a meter el putt para ganar (lo hice) y mañana el putt del torneo”.

El domingo, con el añadido de una tormenta de suerte y el ánimo permanente de Choni, viví una jornada única y no sólo por mí, sino porque ¡¡fue la rebelión de los handicap altos!!: todos logramos puntuar. No iba siguiendo la aplicación pero Poldo y el Chato nos esperaron en el 16 y empezaron a decir que había que puntuar, aunque sin informar del resultado. En el 17 ya nos quedó claro que todo dependía de nosotros, al ver en los alrededores de green a todos los integrantes de los dos equipos. Y para infundir confianza a los míos, como tercer golpe, di un buen rabazo desde 100 metros aunque ni eso pareció hacer decaer su ánimo y su apoyo. Resolví bien el 17 (par) y en el 18, un par 3 de 158 metros, recordé la recomendación de Aladino el día anterior cuando me fui al agua: juega el 6 aunque te pases. Y así lo hice, viendo el video después, con más pasión de leñador que swing. Ya en el green, tras una larga concentración interior (esa fotografía me perseguirá siempre) y con el ánimo del Presi al lado (me sentí como Benzema cuando Sergio Ramos le deja tirar un penalti), tiré el putt más largo de mi vida golfistica para garantizar el par.

Nunca hubiera pensado que podría superar una tensión similar, aunque encontré un buen antídoto con una sonrisa interior: si les hubieran dicho a los compañeros que iban a depender de Choni y de mi -sobretodo de mi-, se hubieran quedado en casa... Pero, sin duda, su apoyo y su cariño (el de todos los miembros de PGAstur con los abrazos virtuales de Jorge M) fue decisivo para que culmináramos el esfuerzo de todos para retener el título.

Mi agradecimiento a todos y también a nuestros amigos de Foro 2000, especialmente a Garrido, Julián, Montse y Mario, con los que tuve el honor y el placer de compartir partida.

Ah, y el año que viene no seáis cabrones y no esperéis a la última partida para ganar el título...

Grande TODO el equipo, y mil gracias por los ánimos desde Asturias, llegan, que lo sepáis.

Para mí, sin duda es el mejor fin golfístico del año, adoro el MATCHPLAY, y jugar como equipo no es comparable a nada en el golf. Destacaría el gran ambiente, creo que el mejor de todas las que jugué, el campo es un campazo, el tiempo nos respetó, del hotel si me acuerdo de Ávila, un 10, y la comida, si recuerdo León, un 1000.

Este año, recibí invitación (lamentablemente en 2018 no pude jugar mucho), agradeciendo siempre la confianza del Capitán y sus vice capitanes, traté de dar lo más. El sábado en FOURBALLS, con Rodolfo (su segunda Ryder) nos enfrentamos a J.C. Garrido y Julian deLago, no fue fácil, todos conocéis a estos Foristas, pero al final el punto, en el hoyo 15, fue para nosotros. Rodolfo fue de menos a más y acabo muy sólido la vuelta.

Después de comer, un acierto hacerlo de pie tipo espicha, con Pablo Rubio, que además era mi compañero de “ronquidos”, formamos pareja para el FOURSOME. Con alguna salvada de libro y paciencia, en el hoyo 16 vencemos al veterano Aboy y al joven/novel Alvaro (ojo con este chaval, dará guerra). Decir que jugamos irregular, pero Pablo siempre empujó del carro hacia el punto, que nos supo a gloria.

Ya el domingo, aun con la ventaja que llevábamos, el presentimiento que tenía era que estaríamos justos, los enfrentamientos me lo hacían sospechar. En la partida jugaba contra Julián de Lago otra vez, de compañeros tenía a nuestro presidente Diego Rubio, contra Aboy. Mezclas todo esto, remueves y sale golf y sufrimiento. Diego hizo 1 más del campo y en el 17 Aboy le vencía, después de ir luchando y jugando perfecto, pero Aboy, metió los putts que a Diego le rozaban hoyo y no caían. Julian no da tregua, después ir 2 arriba muchos hoyos, salimos al 17 empatados, donde emboqué un putt de dos metros para empatar hoyo y jugarnos todo al 18. Sabiendo cómo iba la eliminatoria, con más rojo que azul, era un momento complicado. Julián sale antes directo al Green y falla por la izq. Los Vice, Diego e Inefable, me OBLIGAN a jugar de 2 a Green, Drive ,desde 75 metros , SW56, que se queda a 1 metro de hoyo, Julian Aprocha y se va lejos, casi mete el birdie que queda colgado de hoyo. Momento decisivo del día, y FALLO, no sabéis como me jodió fallar ese putt. Al final AS, contra un gran y elegante rival. Tocaba ir a ver a los compañeros que faltaban por llegar, pero la sensación que llevaba es que no llegábamos a mantener la COPA, pero esa es otra historia, la de RODOLFO y CHONI, y qué historia.

Estaba rumiando mi derrota en el individual y maldiciendo mi costumbre de repetir siempre los mismos errores pero todo esto duró un minuto, el tiempo que tardamos en meternos en cuerpo y alma en el seguimiento de la última partida.

Un final asi compensa cualquier frustración personal. QUÉ GRANDES!!!

También comentar un hecho que me pasó el sábado por la tarde, fue la primera vez y quizás la última que en un par cinco pegué un SW de segundo para coger green. Gracias Diego Muilito!!!, estás como un burro.

Me llevo un enorme recuerdo de esta AsturForo Cup. Tuve la suerte de compartir tres partidas con un ambiente inmejorable de elegancia y actitud con un recuerdo especial para Alicia.

Dicho esto os voy a contar de manera detallada una historia de este fin de semana que la mayoría ya conocéis, pero, que los que tuvieron la desgracia de no estar presentes en Lerma no, y que hace que los guionistas de suspense de Hollywood sean unos putos aprendices sin imaginación.

Choni y yo no conocíamos el campo, llegamos el viernes al mediodía, pedimos unos bocatas, alquilamos un buggy y nos fuimos a dar la vuelta. El objetivo esencial era, además de conocer lo máximo posible del campo, tomar la decisión de quién salía en los foursome de la tarde en los hoyos pares e impares. El campo nos pareció fantástico y la duda sobre las salidas se despejó en cuanto llegamos al hoyo 9, un par 3 muy bonito con lago por medio. Choni tiró dos drives bien pegados y no pasó el lago en ninguno de ellos. Así que yo tenía que salir en los hoyos impares. Todo fue bien para la PGAstur hasta el domingo en que la cosa se empezó a joder. No nos olvidemos de que ellos son jugadores excelentes de golf y aunque nos llamaran “arronchaos” (Pablo, tápate un poco), nuestros hándicaps bajos tienen que dar buenos golpes de ventaja a tipos como Aboy, Julián y compañía.

Y llegamos a falta de los dos últimos partidos, los de Rodolfo y Choni, con la necesidad de sacar 1,5 puntos para empatar. En el penúltimo hoyo, Rodolfo con un gran approach y putt se quedó uno arriba, pero Choni perdió el hoyo, probablemente por la gran presión de vernos a todos alrededor, llegando al último hoyo uno abajo con la necesidad de ganarlo. ¿Y qué hoyo era? El 9!!!!. Bajo la mirada de 40 personas, salió Rodolfo con un gran hierro 6 al fondo del green, el rival de Choni, Mario, puso la bola en el bunker de green y le tocó el turno a Choni. Se fue a la bola, yo le dije que la iba a pasar seguro, pero me quedé viéndola al lado de Aboy, le dije que habían ganado porque Choni no tenía distancia para pasarla y me faltó poco para darle ya la mano. El resto, es historia.

Este año era la bandera de la comunidad de Madrid y no la de Asturias la que ondeaba por el campo. Señal de que algo malo podía pasar.

Y el dolor de la remontada que sufrimos Diego y yo el sábado por la mañana, desaparece por completo cuando la bola de Choni en el 9 no salpica.

Lo que hayamos hecho los demás en el resto de días y partidos da igual. Todo se resume en el último hoyo de Choni y Rodolfo