Pablo “Rahm” Rubio cumplió todos los pronósticos y se impuso en la final del Match Play sin dar muchas opciones al hasta ahora intratable Diego “Muilito” Pérez. Para Pablo, seguro, fue una jornada inolvidable. Para Diego y los sportinguistas, también, pero por un motivo más triste. Rahm empezaba el día cumpliendo 30 años -una edad crítica que suele marcar la entrada, sin vuelta atrás, en la madurez adulta- y la terminó viendo ganar, una vez más, a su Oviedo del alma contra el Sporting. Por el medio, dio toda una lección de golf, de superación y de esfuerzo, imponiéndose al casi siempre imbatible Diego Pérez. Fue un match intenso, vibrante y con tensión, aunque el estado de forma de Pablo, y su impresionante juego corto en la jornada, lo empezó a inclinar a su favor pronto manteniendo siempre a una prudente distancia al combativo Muilito, hasta llegar a un 3&2 final que demuestra que, en esta temporada, hasta que su hándicap no se ajuste a su potencial actual, tenemos a un (arronchao) aspirante al triunfo. Se comienza a especular en los mentideros golfísticos sobre las causas de esta excelente forma de Pablo, que ha logrado encauzar su fuerza en el campo. ¿Clases de Sinu? … No, mucho más fácil: es la influencia de Violeta, su nueva musa-entrenadora…
Pablo ha cumplido el sueño que Karim es incapaz de cumplir por sí mismo: que un hándicap medio-alto nos dé una lección a los hándicaps bajos. Y el “galo” lo celebró con unos padres orgullosos de su vástago, Edu y Choni, desde Villaviciosa golf vaticinando ya que habrá venganza. Su apuesta: seguro que para el próximo match el comité corrupto cambiará las reglas del juego para impedir que los aspirantes a pros suframos otro traspié. Teniendo en cuenta que Muilito es el presidente del denostado comité, más que un vaticinio parece la constatación de una realidad… Y es hasta posible que no se quede ahí, porque ya se sabe que el afán de revancha es mal consejero… Muilito empezó bromeando con lo de subir los Pgastur y ahora ha dejado de reírse...
Sólo cabe felicitar a los dos finalistas y alegrarse del éxito de Pablo Rubio, que estrena palmarés en la peña. Muilito debe consolarse pensando que en ese fin de semana hubo todavía quien lo pasó peor que él: el domingo, en Las Caldas, Borja y Miguel Tuñón celebraron su propio match saliendo desde blancas, como marcan los cánones para quienes somos hándicaps cercanos a 0. El resultado final fue duro para Borfu: no sólo perdió, sino que, siendo un sportinguista de raza y convicción, tuvo que ponerse la camiseta del Real Oviedo y besar su escudo… Conténtate Muilito… hay derrotas que duelen mucho más que perder en buena lid con el Gran Pablo….